LA BELLEZA


Cultivo mi belleza interior, porque la belleza física desaparecerá con el paso imparable de los años.
No soy un pie o una mano, o un queloide, sino un conjunto de valiosos valores personales.
Detrás de la máscara, siempre habrá una mirada, y detrás de la mirada, siempre estarás tu.
Cultiva, tu personalidad.

Cuenta la leyenda, que Narciso contemplaba todos los días su belleza en un lago, con tanta fascinación que un día se cayó y se ahogó.
Cuando Narciso murió, llegaron las Oréades - diosas del bosque - y vieron el lago transformado, de un lago de agua dulce que era, en un cántaro de lágrimas saladas.
- ¿Por qué lloras? - le preguntaron las Oréades.
- Lloro por Narciso - respondió el lago.
- ¡Ah, no nos asombra que llores por Narciso! - prosiguieron ellas -. Al fin y al cabo, a pesar de que nosotras siempre corríamos tras él por el bosque, tú eras el único que tenía la oportunidad de contemplar de cerca su belleza.
- ¿Pero Narciso era bello? - preguntó el lago.
- ¿Quién sino tú podría saberlo? - respondieron, sorprendidas, las Oréades. En definitiva, era en tus márgenes donde él se inclinaba para contemplarse todos los días.
El lago permaneció en silencio unos instantes.
Finalmente dijo:
- Yo lloro por Narciso, pero nunca me di cuenta de que Narciso fuera bello.
Lloro por Narciso, porque cada vez que él se inclinaba sobre mi orilla yo podía ver, en el fondo de sus ojos, reflejada mi propia belleza. (Leyenda de Narciso, Oscar Wilde)


No hay comentarios:

Publicar un comentario